Cómo mi impaciencia hizo que mis padres tengan un juicio por estafa (parte II)

Continuación de la parte I.

Quizás se pregunten por qué mi mamá no se dio cuenta? Mi mamá es una de las mujeres más honestas, nobles y también algo ingenua que hay en la tierra.

Pasó un par de semanas, recibí le material. Cuando lo revvisé no le vi nada especial. Pero, no importaba. Yo esperaba las clases y talleres con el método revolucionario. El siguiente Lunes fui a mi primera clase. La clase no se comparaba nada a aquellas clases con la profesora de Básico 1 que había tenido antes. No había nada nuevo ni revolucionario. No era como me habían dicho.

Lo que colmó el vaso fue que al salir del salón escuché, de casualidad, cómo a otra jovencita le decían lo de  «solo por hoy». Allí casi me da algo. No podía creer que me hayan mentido. Lloré camino a casa, pero me prometí a mi misma queno diría nada y aprovecharía lo que quedaba, que trataría de verle el lado positivo. Quizás la siguiente clase sería mejor. ¿Qué creen? Fue peor. No fue tán facil conseguir horarios. No había flexibilidad. Estabamos todos mezclados: niños, adultos y de distintos niveles. Me quedé tonta.

Al volver a cas, escribí en google: «el nombre de la empresa»+ estafa/queja/denuncias y me salío un montón de páginas donde la gente se quejaba de la publicidad engañosa del supuesto instituto. Tanto compradores como vendedores que trabajaban para la empresa. No podía creerlo. Qué tonta había sido. Pero seguí adelante con las clases. Pensaba que no había remedio.

En la 4ta o 5ta sesión  conocí a un chico universitario que era además bombero. No sé cómo hablé con él y le conté cómo me sentía. Me dijo que él sentía lo mismo. Que se sentía estafado también. Él tenía más tiempo y había visto cómo mezclaban varios niveles y que vendían el mismo discurso a todos. Le propuse reclamar juntos. Intercambiamos correos, me dijo que conocía un par de personas más para reclamar. Yo dejé de asistir a las clases. Al final, él se desanimó por el tiempo que le podría tomar. Yo le dije que iría con un abogado a intentar arreglar el asunto. Me deseo exitos y me felicitó por seguir adelante.

Quise decirle a mi papá, pero temía su reacción. Tenía mucho miedo. Al final se lo tuve que decir porque empezaron las llamadas «amenazantes». Al vencerse la primera cuota o mensualidad, me empezaron a llamar para cobrarme. Al inicio eran normales pero cada vez fue empeorando. Incluso una vez dijeron que nos quitarían la casa. Esa fue la que me desmoronó. No lo podía creer. Lloraba a mares. No quería ir al colegio. Me sentí la peor hija del mundo por hacerle eso a sus padres. Ellos que con tanto esfuerzo levantaron nuestra casa. Allí entré en una depresión. No me podía concentrar en el colegio Fue horrible.

(Acababa de cumplir 16, muchos sentimientos encontrados, y me quedé con lo de que me quitarían la casa)

Mi papá lo tomó mal, malísimo. No esperaba menos. Lo bueno es que me permitió conectarme más a él. Lo malo, desarrollé una deuda inmensa con mis padres. Quería hacer todo para verlos contentos y de alguna forma compensarlos. Me habló de la importancia de la paciencia y me dijo estas frases que nunca olvidaré:

«Hija, no pretendas correr cuando todavía no puedes ni gatear. Hay que ser pacientes»

«Te vamos a apoyar. Toma esto como un aprendizaje. En un futuro ya sabes: nada de firmar sin leer. Todo lo que brilla no es oro»

«Escucha a la gente que ha vivído más que tú. No seas testaruda.»

Mis papás me apoyaron y dijeron que lo hacían para que me sirva como experiencia. Más adelante, me la pensaría dos veces antes de firmar algún documento. Y que todo lo que brilla no es oro.

Quisimos llegar a un acuerdo, pero no aceptaron. Querían su dinero. En esos día de casualidad en otro instituto de los confiables me dieron un periódico con denuncias a empresas de inglés similares a las que yo había caído.

Las habían multado por publicidad engañosa. ¡No era la única! Pero, igual no querían rescindir el contrato y devolvernos lo que había pagado. Al final, fuimos a juicio y luego de 7 meses de todo un engorroso proceso, se llegó a un acuerdo a nuestro favor.

(Esta imagen es de otra empresa que también tuvo denuncias)

 

 

A todos los adolescentes. Chic@s por favor escuchemos a los mayores. No estoy diciendo que siempre tengan la razón y debamos obedecer sin cuestionar. Digo que escuchemos y tengamos en cuenta su opinión. Nuestros papás se pueden equivocar, pero también acertar en muchas cosas. Ellos ya han tenido nuestra edad y han vivído muchas cosas.  

Chic@s más grandes, por favor, no caigan en esos negocios piramidales que se hacen pasar por multinivel y que te ofrecen mucho dinero en poquísimo tiempo. Cuidado con lo que firman. No metan a sus familia. No sean #Ilusas como yo fuí. Cuidado con «Rápido y fácil». No van de la mano. Si ven que te ofrecen mucho sin tener que tú dar casi nada, ten gan cuidado. Aquí te doy mis consejos.

¿Qué te ha parecio mi historia? (dime si me mandas algún #bitchslap jeje) ¿Te ha pasado algo similar? una experiencia que tomaste como «negativa» y que te ha llevado a que desconfies mucho? Espero no haberme victimizado. La única víctima fue mi mamá ;).

Dedicado a Ariana, Anghelo (sí, su tía también metió la pata horrible). A mi mamá y mi papá. Papá aún no logro dejar de ser testaruda. Pero, estoy en ello.

Cómo mi impaciencia hizo que mis padres tengan un juicio por estafa (parte I)

«No pretendas correr cuando todavía no puedes ni gatear» – Juan de Dios Uchasara

 

 

¡Aprender Inglés nunca fue tán fácil como ahora! Conoce el método revolucionario para aprenderlo

¡Sí, claro! y yo hoy compartiré el método revolucionario que usé para caer en la estafa de unos supuestos cursos de Inglés (ver pág. 6/7). Voy a compartir uno de los episodios más tristes de mi vida y que más verguenza me ha dado hasta ahora. Sólo lo saben 5 personas. Cómo mi insistencia para conseguir algo rápido, fácil y cuya oferta era «solo por hoy», hizo que mis padres tengan que pasar por un juicio, que yo entrara en depresión  y que casi «perdieran su casa».

Con mi historia espero:

  • Ayudarte/me a entender la importancia de la paciencia y tener en cuenta la opinión de personas que están a un paso delante del tuyo.
  • Ayudarte a no caer en la publicidad engañosa y que analizes las cosas.
  • Quitarme ese cierto miedo y rechazo que le tenía a la publicidad (cuando se ofrece gratificación inmediata), a la persuasión y al copywriting. Si un producto es bueno, no hay nada de malo en usar la persuasión.
  • Para ustedes amig@s entiendan por qué en ocasiones soy tan desconfiada.

¡Allá vamos! 😀

Hasta inicios del 2005 «detestaba» el Inglés. Se me hacía muy difícil aprenderlo. No lo entendía para nada. Tenía 15 años y me decía a mí misma que si alguna vez lo necesitaría «contrataría una traductor para mi sola». Un día la mamá de una amiga nos insitió para matricularnos en un conocido instituto de enseñanza de Inglés. La profesora que me tocó en básico 1 (un mes) fue la mejor del mundo. Aún puedo recordar su rostro. De pronto, me di cuenta que no era difícil aprenderlo. Era un tema de método y práctica. Sin embargo, la flojera pudo más.

Me daba flojera tener que almorzar en el colegio y no cambiarme para llegar a tiempo a las clases de inglés. Además, que al terminar tenga que sufrir con el tráfico de Lima. Solo estuve 1 mes. Aún me faltaba 1 año para acabar el colegio, y pensaba que tendría muuuucho tiempo para retomarlo. El siguiente año me empecé a preocupar. La universidad a la que postularía me tomaba una prueba de inglés que sumaba puntos a la nota del examen de admisión. Aprender inglés me tomaría 3 años en ese instituto. ¿Qué podía hacer?

Domingo 26 Marzo 2006

Mi papá llegó trayendo el diario más «importante y serio» del país. Tenía un valor especial para mi, pues no siempre podíamos comprarlo. Solía repasar cada página con los ojos brillosos y adoraba tocar las hojas. Papá pensaba que yo leía la sección de política y economía, pero en verdad las pasaba rápido (:P). Yo quería llegar a mi adorada sección cultural. Sin embargo esta vez fue distinto. Me detuve antes porque esta «noticia» llamó mi atención:

No sé si por mi inmadurez y/o desconocimiento, no me di cuenta que en realidad era un anuncio publicitario. Yo pensaba que era una noticia. No sabía que había otras formas asolapadas de publicitarte. En fin, lo leí y caí redondita. Al leer que  ese «instituto» tenía 16 años de experiencia y estaba en muchos países extranjeros, supuese que debían ser buenos. Dentro mío creía que debían haber formas distintas y novedosas de aprender más rápido. Además, salía en mi amado periódico. Cómo mencionaban una oferta que acababa ese día, llamé. Me dijeron que por teléfono no se podía explicar y que debían ir a mi casa. Yo acepté. (sí, to da una pobre #ilusa)

Más tarde, llegó una señorita que me mostró todos los beneficios que tendría y por qué debería inscribirme. Me dijo que las clases iban a ser distintas, grupos reducidos, horarios súper flexibles, que habrían talleres (por ejemplo uno de canto en inglés, ¿se imaginan?). Que todo sería lúdico y divertido. Me aseguró que en poquísimos meses estaría hablando Inglés con su método revolucionario. Papá no estaba, así que estuve solo con mi mamá. Todo costaba más 3,000 USD, pero solo por el día de hoy tenían un descuento especial y sólo me costaría 1676USD (hablamos del 2006, ahora esa cantidad equivadría a 2000 USD). De los cuáles solo debíamos abonar ese día 129 USD, y luego unos pagos mensuales.

Era mucho dinero, pero la señorita insistía en comparar lo que me ahorraría en tiempo y dinero. Que aceptemos porque hoy se acababa la promoción. Que lo hiciera para que yo tenga un futuro mejor, etc. Nos mostró muchos testimonios de personas que habían tomado el curso. Yo estaba muy ilusionada con la efectividad de ese nuevo método y era solo por hoy. ¿Qué hacer? Mi mamá no quería. Intentó convencerme que esperara. El precio era mucho, pero yo para rematar hice mi pataleta y la convencí. Incluso corrí en búsqueda de una media vieja dónde guardaba todos mis ahorros.

Es allí cuando la señorita menciona un documento que mi mamá debía firmar.

Resulto ser un contrato…

Yo tontamente no sabía la importancia de un contrato. Confiaba a ciegas. Mi mamá le contaba que ella quería lo mejor para mí. Ella no había podido ir al colegio que no sabía leer ni escribir bien y que yo era su esperanza. Quería que yo reciba una buena educación. Que se esforzaría mes a mes para pagar. En fin, la señorita dijo que no nos preocupáramos que ella nos explicaría cada una de las líneas de ese documento.

Yo confiaba, nunca se me ocurrió pensar que un diario serio aceptara la publicidad de una empresa que engañe a sus clientes o que tenga otros tipos de cuestionamientos o problemas con las justicia. Leyó rápidamente y cuando terminó, mi mamá firmó. Es allí cuando todo se fue a la ***… (sí, sí me merezco muchos #bitchslaps).

Lean la línea 14, ellos eran realmente una comercializadora de libros. No eran un instituto como la señorita nos hizo creer. Yo no pagué por la metodología novedosa de las clases y talleres. Pagué por unos libros y CD’s. De esto me di cuenta semanas después.

Continua en la parte II.