Cómo verte más confiada y segura

Empieza tomando decisiones con firmeza. 

¿No sabes cómo hacerlo?

1/ Ten claro lo qué es importante para ti y decidir desde allí.

2/ Deja de mirar otras opciones.

3/ Empieza con “pequeñas” decisiones.

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Irene, la que mucho dio y cómo, a «decir no», aprendió

Ayer ayudé en la tienda de mi mama y conocí a Irene. Me pidió “aceite bueno para negocio”. Me llamó la atención porque era una señora en silla de ruedas parecida a “mamá Coco” (aunque no tan mayor).
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Me acerqué para entregarle el aceite pesado de 5 litros y vi que cargaba en la parte posterior de su silla muchas más compras. Me pregunté cómo haría para llevar todo eso ella sola.
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Cuándo quiso pagarme me di cuenta de algo más. No podía mover una de sus manos y no solo eso, al verla bien me di cuenta que tenía una aparente parálisis corporal.
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Le pregunté qué le había pasado. Me contó que hace 12 años le dio un derrame cerebral, que se salvó de milagro y desde allí trata de no preocuparse tanto.
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-Antes yo corría por los demás. Si no había comida en la casa, yo la preparaba. Si la casa no estaba limpia, yo la limpiaba. Si no había nadie que cuidara a mis nietos, yo lo hacía. Mi horario de trabajo era hasta la 1pm, pero yo moría por mis alumnos y me quedaba a veces hasta las 5pm. Algunas mamitas sabían eso y me dejaban a sus niños como si fuera una guardería. Nunca les dije que no. Siempre veía por los demás. Y míreme ahora, nadie ve por mí. Por eso ahora sé que primero estoy yo, señorita. – Me contó con una sonrisa hermosa, una voz dulce y unos ojos que brillaban hermosamente.
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Casi suelto unas lágrimas frente a ella.
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“Le costaba decir no. Le costaba poner límites. Quizás cargaba muchas cosas. Quería “resolverle” la vida a los demás aunque no se lo pidan. Quería sentirse necesitada. Yo podría haber sido ella. Me parezco a ella en su pasado”. Pensé en silencio.
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-Si algo te molestaba, ¿te tragabas la molestia?- le pregunté.
-Así es, señorita- me dijo y empezó a llorar.
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“Sí, soy como ella del pasado”. Pensé de nuevo en silencio acompañando su llanto.
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“Quizás guardaba resentimiento como yo, y esperaba que, así como ella ayudaba a los demás, los demás adivinen lo que ella quería y necesitaba”. Pensé de nuevo.
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-Preciosa eres increíble. Te felicito por el negocio que vas a poner- le dije.
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-No es mio. Es para mi nieta. Yo le regalaré las cosas que va a necesitar y ya no haré más. Esa es mi ayuda. Lo demás escapa de mí.- Me dijo sonriendo y con el residuo de las lágrimas aún en sus ojos.
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“Lo demás escapa de mí”.
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Me despedí de ella disculpándome por hacerla llorar.
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-No te preocupes, me siento bien, Me hizo bien llorar- me dijo.
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Pensé que allí terminaría todo, pero me di cuenta de una cosa más:
Irene, por su situación actual, se ve forzada a pedir ayuda a desconocidos para que la vayan “empujando en su ruta” porque ella no puede hacerlo sola.
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La empujé hasta dónde pude. Yo quería llevarla hasta la salida del mercado, aún a costa de dejar la tienda de mi mamá sola, pero en el fondo percibí que en realidad quería sentirme necesitada por ella. Como una especie de  «salvadora».
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“Yo haré hasta dónde pueda. Lo demás escapa de mí.
Ella ha vivido 12 años sin mi ayuda, ella puede hacerlo”.
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Me repetí en silencio para convencerme de mi decisión.
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Y así, esta es la historia de cuándo conocí a Irene.
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Querer ayudar en exceso a los demás a veces no nace de un deseo de generosidad, sino que puede esconder un deseo poco sano de ser necesitada (y querida por los demás), aún a costa de una misma.
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Si te has sentido identificada, estoy preparando un taller dónde aprendas herramientas para comunicar y darte lo que necesitas. Dónde aprendas a poner límites (incluso a ti misma). Dónde aprendas a decir no, dónde aprendas a pedir ayuda. Quizás el taller que le habría servido a Irene. Si te ha gustado apuntate a mi newsletter, aquí abajo, es gratis y  allí 1 vez a la semana comparto aprendizajes a veces en modo de historias otras en pequeñas frases, siemrpe interesantes. Allí también informo de los cursos que ofrezco para ayudarte a que cuándo hables te escuchen.

Quieres que te pasen cosas buenas, empieza por esto

Desde que empecé en mi camino de desarrollo personal y conocí del minimalismo, me deshice de muchas cosas (solo acumulaban polvo). He de confesar que lo primero que bote fueron los materiales de cursos que me hicieron sufrir en la universidad (risas).
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“Deshacerme” de materiales de mi carrera profesional se sintió liberador, pues para mi, en un punto de mi vida, mi carrera  llego a ser la única forma de validación personal.
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No obstante, cosas como este libro me han costado mucho…y al fin hoy después de un año he podido decirle adiós.
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Termodinámica general era(es) uno de los cursos más difíciles de aprobar en mi carrera. Y yo sorprendentemente no sufrí para aprobarlo (tenía un gran profesor) por eso era una de mis motivos de orgullo (otros cursos de Ingeniería, me hicieron sufrir la vida), así que atesoraba este librito.
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Pero, aunque lo aprobé y entendía, ahora ya casi ni recuerdo los conceptos. Así que no había forma que lo siga manteniendo conmigo.
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Adiós termo, muchas gracias por darme motivos de alegría y sensación de sentirme capaz ?.
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Hacer cosas como esta, no es solo liberador y terapéutico sino que puede simbolizar el inicio de un nueva etapa en tu vida.  Te cuento, en mi carrera teníamos un curso completo que hablaba de la importancia del orden y de tener en lo posible todas nuestras herramientas a la mano y a la vista y de evitar generar residuos y basura.
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Entonces, muchas veces cosas que ya no son importantes para nosotras ahora pueden tapar a las que si son más importantes e incluso, aún peor, ocupar el espacio de nuevas cosas mejores.
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Recuerda empieza por…¡Dejar ir y hacer espacio para lo que es importante ahora para ti !✨
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Aplica para objetos, hábitos poco saludables, relaciones poco saludables.
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Empieza por allí.

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etc.

3 verdades simples para cambiar tu vida

«Son tantas las variables que confluyen que es inviable que ningún ser humano tenga la capacidad técnica, intelectual y logística de comprobar por sí mismo cuál es la verdad de los hechos. De todas formas, la filosofía de la libertad también toma partido en esto. Como uno no sabe lo que es mejor para los demás, basta con que les dejemos en paz. Con respetar ese precepto moral, la verdad resulta irrelevante».
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Comentario tomado del muro de Dani Sarri
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«Admitir que lo que decides lo haces sin tener toda la razón o conocer todas las variables exige una humildad y una responsabilidad ulterior sobre los resultados de tus acciones, que hoy por hoy la gente no quiere asumir».
Comentario escrito por Jorge Vales Fortes
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La antigua Tania solía quejarse de muchas cosas, y aún hasta ahora a veces  sigo haciéndolo. Sin embargo, solamente quejarse no resuelve nada, por el contrario los siguientes tres  enunciados me cambiaron mucho la vida para mejor, que digo mucho…muchísimo:
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a. Hazte responsable y resuelve tus problemas incluso si no tienes la culpa.
b. Todos tenemos una parte de verdad.
c. Libertad y responsabilidad van de la mano.
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Por dónde empezar cuando no sabes qué hacer con tu vida

Si trabajas tu marca personal, esto también te podría interesar mucho.

Desde finales de 2015, tras una continua y profunda sensación de vacío e insatisfacción a nivel laboral, he buscado incesantemente responder esa pregunta mediante decenas de formas.

Llegar a dónde estoy, creo que me ha tomado demasiado tiempo, muchos errores, pero especialmente muchos dolores. Por eso, hoy comparto una de las cosas que más me ha servido para que, si estás pasando por una situación similar, consigas respuestas en menos tiempo y (espero) con menos dolores de cabeza que yo.

#1 Empieza por definir tus valores

Los valores, querida o querido lector, no tienen solo que ver con ética o moral.

Un valor es aquello que es importante y valioso para ti. Punto.

Pero, ¿para qué sirven los valores?

Cuando no sabes qué hacer con tu vida es muy común que te sientas perdida, desorientada o bloqueada. Y, ¿sabes por qué? porque no tienes claro a dónde ir. Un norte. Un oriente (de allí que se diga des-orientada). Y, justamente es eso lo que te dan los valores, o más especificamente, te sirven para:

-Definir tus metas y objetivos en la vida (o el de tu negocio o empresa).

-Tomar decisiones. Los valores son como nuestra brújula personal.

No hay valores buenos ni malos

Seguro has escuchado: «Pepito no tiene valores». Pues, probablemente las personas que digan eso se refieran a que no tiene los valores que asociamos con lo bueno y positivo. Pero, como ya te comenté, un valor es algo que es importante para ti, y según esa definición todos tenemos valores.

Incluso un delincuente tiene valores.

Cada persona puede tener distinta definición de un mismo valor

El cómo logres tus objetivos o cómo definas tu un valor, ya es otro tema. Por ejemplo, quizás para Pepito sea importante la independencia económica y para él la manera más efectiva de conseguirla sea robando.

Deben ser tuyos, no del resto

Nunca definas tus valores solo porque la sociedad, tus amigos o tu familia, los eligen. Si haces eso probablemente te plantees objetivos y metas que no te llenen y termines sintiendo una profunda sensación de vacío e insatisfacción (como yo sentí y a veces siento cuando no sigo mis valores).

Pueden cambiar en el tiempo

Lo que es importante para ti ahora, no necesariamente lo será cuando seas madre o pasen cosas como lo que ha pasado con el coronavirus.

#2 ¿Qué valores elegir?

Aquí te comparto una lista de valores. Haz una lista con 5 o 10 valores que te sean más importantes. Desde hace cuatro años, cada fin de año hago una revisión de mi año usando áreas para definir cosas importantes para mí en cada una. Revísa este post, te puede servir.

#3 Establece objetivos en base a tus valores

De la lista que obtengas del punto #2, elige los 5-10 valores más importantes para ti.

-¿Tus acciones están alineadas con ellos?

Si la respuesta es con algunos sí con otros no, elige 3 valores de la lista de «estos no están alineados», serán los que trabajas ahora.

El paso siguiente es establecer objetivos relacionados con cada valor. Te van a salir tres objetivos, no es necesario trabajar en todos a la vez. Puedes empezar con uno y conforme avances empiezas con el otro. Trabajar en ellos te hará sentir satisfacción

Para explicarme, voy a compartir mi ejemplo.

Mis valores importantes, pero descuidados ahora son:

v1: Tener libertad financiera

v2: Tener un estado físico y mental saludable

v3: Contribuir al mundo de manera positiva

Mi objetivo relacionado a mi primer valor es:

o1: Generar ingresos económicos

Luego, toca definir las metas para cada objetivo que te salga (deberías tener 3 objetivos). Y así…

Revisa este post en el que reviso mi año usando áreas para definir cosas importantes para mí en cada una.

Hablando de valores…cuando trabajo con mis clientes y escribo los textos donde venden sus servicios o productos, siempre tengo en cuenta los valores de su negocio y marca para transmitir eso en sus comunicaciones y atraer clientes afín.

Si tienes un negocio y estás buscando ayuda con tus textos para conseguir más clientes y te ha gustado esto que has leído te invito a que te suscribas a mi lista de correos. Es gratuita y allí comparto más lecciones de ventas y anécdotas.

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